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"Llegó el día para que El Alto sea sede de un cabildo popular en defensa de La Paz, como sede de Gobierno de Bolivia", dijo el alcalde paceño, Juan del Granado. Y como el alcalde, muchos hoy olvidarán los días de contienda entre paceños y alteños, hoy no habrá alguien que diga: "los alteños son los problematicos, los paceños somos tranquilos y queremos trabajar en paz", nadie se acusará de nada porque se unen para defender a su región.
El llamado "super cabildo" tendrá su acto central a las 13:00 en la Ceja, en el comienzo de la autopista El Alto-La Paz. El palco fue ubicado en el puente del Distribuidor.
“Estamos unidos los habitantes de La Paz, El Alto y el resto del departamento de La Paz, para ratificar la unidad de Bolivia y para que todos sepan que La Paz seguirá siendo sede de Gobierno y del Congreso Nacional” agregó otra vez el alcalde de La Paz, atribuyendole la 'unidad de Bolivia' a sus intereses.
El Alto fue elegido como sitio del cabildo porque sus habitantes son los más curtidos del departamento de La Paz, prueba de ello fueron las movilizaciones que durante 10 días realizaron en octubre de 2003 hasta conseguir la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, en la llamada ‘Guerra del Gas’ que dejó más de 60 muertos y unos 400 heridos.
Sucre, la capital del país, inició este año una campaña para que la Asamblea Constituyente apruebe el traslado de la sede de Gobierno a esta ciudad. El éxito sobrepasó las expectativas, y se logró captar la atención de toda Bolivia. Con el debate servido y la discusión sobre la mesa, la Junta Autonómica -cuatro departamentos- no tardó mucho en adherirse a la demanda.
La Paz, para frenar la inminente arremetida y con notorio miedo de quedar rezagada optó por convocar al cabildo de hoy para ratificar su condición de sede de Gobierno conseguida en 1899 tras la Guerra Federal, que enfrentó a pobladores de La Paz y Sucre en pleno altiplano. Después de esa guerra civil, La Paz se quedó con el Ejecutivo y Legislativo, mientras que Sucre se estableció como sede del Poder Judicial.
El Gobierno ha sido criticado por las mentes independientes de este pobre país, porque algunos de sus miembros, como el vicepresidente, Álvaro García Linera, manifestaron su abierto apoyo a La Paz en la pugna por la capitalidad, en desmedro del derecho que también reclama Sucre. Obviamente de los 'masistas' y 'evistas' en su mayoría occidentales, no ha salido la más mínima crítica hacía la forma de actuar de nuestros gobernantes.
Organizar este cabildo le costará Bs 1,5 millones a la alcaldía de La Paz, que es quién corre con todos los gastos de la fiesta.
El Ministerio de Trabajo dio tolerancia y los que falten hoy a sus trabajos, ellos no serán multados. A diferencia de Santa Cruz, donde el pasado 2 de julio para el festejo del aniversario del referéndum, no hubo tolerancia y al contrario hubo amenazas de descuentos; o en Sucre el 11 de mayo para la marcha en defensa de la Capitalía Plena, cuando los chuquisaqueños abarrotaron la histórica Plaza 25 de Mayo para gritarle al occidente del país que su demanda del retorno de poderes no busca división, sino más bien equilibrio y unidad.
El 4 de julio pasado en la Asamblea de la Paceñidad, la prensa reflejó variadas afirmaciones de los representantes y lideres paceños: “jamás permitiremos el traslado de la sede”, “en caso de que no nos escuchen, los habitantes del departamento de La Paz marcharemos a Sucre”, “vamos a derramar sangre si es posible.”, “si es posible traeremos el ejército de ponchos rojos desde Achacachi.” frases que solo demuestran la fragilidad de su reacción ante la ausencia de argumentos, recurriendo a la amenaza y al miedo.
Es evidente que quienes estuvieron en la asamblea no sólo que no representan al conjunto de los paceños sino que no tienen la más peregrina idea de lo que es el comportamiento democrático de los pueblos que encuentran en sus mecanismos la mejor forma de resolver sus controversias.
Semejantes advertencias suenan más a bravuconadas promovidas por desinformadores y cultores de la violencia, que se unen en una santa cruzada fundamentalista antes que en una lucha democrática que encuentre argumentos en la razón.
Estas afirmaciones en lugar de lograr adhesiones o miedos lo único que están provocando es el rechazo e indignación no sólo de los sucrenses sino del conjunto de los bolivianos que queremos vivir en paz y armonia.
La propuesta de la Capitalidad Plena para la ciudad de Sucre, se fundamenta en argumentos sólidos que deberían ser respondidos de la misma manera. Y ante la arremetida violenta de la élite paceña burocratizada, que ofrecen violencia en lugar de debate de ideas, agresión en lugar de concertación, frente a este tipo de expresiones la respuesta firme chuquisaqueña es y será como siempre de paz y concordia entre hermanos bolivianos.
Es mi deseo -y estoy seguro de muchos, sino de todos- que hoy en El Alto todo se despliegue por la vía correcta. Y que la 'unidad de Bolivia' no sea pura palabrería que se borra con hechos contrarios.
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